Claves para gestionar las emociones desde una visión psicoespiritual
- Carolina Cortés

- 2 oct 2023
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 10 dic 2023

Las emociones son más que meros juicios corporizados, son brújulas que nos guían en el camino de la vida y nos señalan cómo estamos viviendo lo que acontece en ella; muy especialmente, las emociones que tenemos nos revelan cómo evaluamos las situaciones cotidianas y las experimentamos en el cuerpo. Incluso nos muestran cómo nos posicionamos existencialmente y nos implicamos con otros en función de nuestra propia historia. En síntesis, son guías internos de nuestra alma, que nos dan pistas sobre qué decisiones tomar y nos motivan a la acción más consciente, en sintonía con nuestro ser, entonces ¿cómo enriquecer nuestra inteligencia emocional y existencial en la vida cotidiana?
Todas las emociones tienen valor desde un punto existencial, nos dicen cómo percibimos la realidad que co-creamos. Sin importar si las emociones son desagradables o etiquetadas como “malas” son indispensables para evolucionar como seres humanos y trascender los juicios de valor que hacemos sobre otros o las experiencias vitales, puesto que al reconocer nuestras emociones, logramos liberarlas y relativizarlas; también encontrando en algunas de ellas, el motor que carga la vida de sentido, como en el caso del amor y la felicidad. La gestión emocional permite construir una mirada más neutra y responsable de nuestra vida afectiva, otorgando la oportunidad de transformar el sufrimiento en agradecimiento o en amor en sentido ágape (el amor a Dios, a lo divino en nosotros y otros).
Si bien, desde una perspectiva de la salud mental y espiritual, es clave saber que hay emociones más benéficas para la salud y útiles para el crecimiento personal y espiritual. Un exceso de emociones negativas (rabia, tristeza, frustración, miedo, etc) reprimidas en el cuerpo puede conducir a procesos psicosomáticos. Lo cual desde una lectura energética, puede indicar una más baja frecuencia por pensamientos negativos, que impide conectar con el alma y lleve a la identificación total con el ego y al enganche en una postura de víctima de la realidad. Lo anterior significa que para tener una adecuada salud mental y capacidad de crecimiento espiritual es importante saber cultivar las emociones positivas (amor, felicidad, alegría, agradecimiento, perdón, tranquilidad, entre otras) y entender cómo gestionar las emociones negativas cuando aparecen por una oportunidad de aprendizaje.
Te comparto cuatro (4) claves para gestionar las emociones en tu vida cotidiana:
Siente tus emociones en el cuerpo con todos tus sentidos: las emociones se experimentan en el cuerpo razón por la cual es fundamental darse el permiso de sentirlas en el cuerpo por más desagradables que sean. A medida que se sienten, su intensidad suele disminuir (por lo menos en un mediano plazo) y es clave aprender a identificar dónde las sentimos y su intensidad (1 a 10). Sugiero liberar las emociones por medio de una respiración consciente diaria, es decir, sentarse con los ojos cerrados, en silencio y observar y respirar las emociones que emergen sin juicio y con compasión. Muchas veces hay emociones de las que no somos conscientes pero con este ejercicio las liberamos y sentimos, sin necesidad de pensarlas ni hablarlas.
Reconoce las emociones con tus propias palabras: las emociones se pueden reconocer más fácilmente si conectamos con las sensaciones corporales que asociamos con ellas y logramos verbalizar en nuestro diálogo interno cuáles son las emociones que sentimos. El segundo paso en el ejercicio propuesto, sería reconocer con nuestro propio lenguaje lo que sentimos, tal y como lo sentimos, sin cuestionar, con una actitud de plena aceptación.
Comprender tus emociones con una mirada de tu proceso vital: Date el tiempo para entender cómo emergieron tus emociones, puedes sentir más que una a la vez. Las emociones también las podemos ver como procesos que se retroalimentan y generan formas de relación con el mundo. Contempla en tu reflexión las siguientes preguntas: ¿qué me detonó esta emoción? ¿cuál fue el contexto en el que emergió? ¿cómo fue mi respuesta emocional?
Expresa las emociones con co-responsabilidad: Elige cómo quieres expresar tus emociones. Primero expresa tu emoción contigo y evalúa si es necesario con otro. Darnos el permiso para expresar lo que sentimos en un lugar seguro y cuidando de nuestras relaciones es fundamental. Elige y explora las formas en que necesitas expresar lo que sientes, puede ser por medio de la escritura o el arte. Si sientes que necesitas expresarte con el otro, observa con empatía cómo se siente el otro para que entren una comunicación emocional fluida y enriquecedora para la relación.




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