top of page

Amor propio y espiritualidad


ree

Los seres humanos deseamos amar y ser amados y en la vida tenemos diariamente oportunidades para aprender qué es el amor. La vía de aprendizaje más inmediata e intuitiva, sería amarnos a nosotros mismos pero solemos encontrar muchos obstáculos para sentir ese amor, por la cantidad de creencias limitantes que permean nuestra psique desde la infancia, así como los miedos que endurecen nuestro corazón a medida que envejecemos. Crecemos con un niño(a) herido que busca el amor con desespero y suele confundir la codependencia con el amor, buscando que otros nos amen como únicamente nosotros mismos podemos lograrlo.

La importancia de aprender a amarnos a nosotros mismos, radica en reconocernos como somos y poder llegar a sentirnos felices, logrando cada vez mayor autenticidad y capacidad de vivir como anhelamos. Desde el amor propio, podremos experimentar y expandir nuestra capacidad de amar a otros, quienes nos ayudan a aprender qué es el amor y desde su reflejo, podemos ver cuando no nos estamos amando o a su vez, los avances que tenemos en el proceso. A medida que evolucionamos y profundizamos en nuestra habilidad para amarnos, nos percatamos que sólo el amor a Dios, podrá apaciguar el sufrimiento de cualquier desamor que tengamos, la cual finalmente viene de la ilusión de que estamos separados de la fuente universal.


Me atrevería afirmar que una de las tareas ineludibles de nuestra existencia es aprender a amar y para ello nos tomamos miles reencarnaciones (samsara). Hay diferentes tipos de amor y todas ellas vinimos a experimentarlas. Los griegos hablaban del amor ágape (Dios), philia (amistad, familia y comunidad) y eros (romántico, artístico); poder vivir estos tipos de amor es al final un proceso integrador, en el cual se puede concebir al amor como una fuerza que nos lleva hacia la autotrascendencia. Se trata de comprender con la mente y sentir con el corazón que el amor es unión, desde el vedanta advaita una integración de todo lo que somos en esencia (SER). Desde una visión espiritual, sería realmente llegar amar desde nuestra parte divina, que nos ama incondicionalmente así aún sigamos en el camino de la autorrealización y que será la única parte, que podrá acogerse en el proceso de amarnos con los heridas profundas que tengamos desde nuestra infancia (rechazo, abandono, etc), las cuales pueden tener un correlato entrevidas.


Aunque este proceso de amarse a uno mismo, no excluye tu ego, aquella personalidad que has creado para sobrevivir en un mundo de apariencias. El ego ha internalizado las voces de otros y suele limitarte, llevándote a que evites ver tu potencial y materialices tu poder interior. Esto no significa que dejes de valorar este ego, pues a su vez, es un vehículo para experimentarte en esta realidad. Cuando haces las paces con él, la guerra interna se amortigua. Paso a paso, integras tu ego como otra parte de ti, desde la cual te has conocido pero que logras apaciguar y trascender para expandirte.


El proceso de amarnos, implica aceptarnos en nuestra totalidad, incluso aquello que rechazamos de nosotros. Para lograrlo necesitamos cultivar cotidianamente inspiración y pasión por conocer quién somos, dejando de lado ideas abstractas e ilusorias de perfección que realmente fomentan la autocrítica. Es la tarea constante de valorarnos y apreciarnos, ejerciendo una actitud de cuidado en cada una de las áreas de nuestra vida y usando todos nuestros sentidos, para experimentar con ellos diferentes formas de expresarnos amor y así vivir una vida buena, virtuosa y que valga la pena ser vivida.


Con un prisma de aceptación profunda, observa todas las facetas y partes de ti, con todas las tonalidades y matices que observes. Entre más crezcas en tu amor hacia tu esencia, te verás de una manera menos distorsionada por ego y verás qué te hace único y auténtico. Observa igualmente las manifestaciones de tu ego, tus patrones de pensamiento, emoción y acción y simplemente crece en comprensión para ganar mayor aceptación. Observa los ciclos que repites y qué los detona, con la compasión que necesites, honrando el dolor y agradeciendo por los aprendizajes que hoy ves y que de otra forma, no habrías podido vislumbrar.


Escucha todas las voces que emergen en tu diálogo interior, discierne cada una de ellas y el efecto que tienen en ti. Usa arquetipos para entenderlas, conecta con el niño y adolescente que fuiste y aún viven en ti. Escucha tu cuerpo y cómo te sientes en los lugares y personas con quienes interactúas. Siente sin juicios; con la libertad de aceptar lo que es, para no forzarte a encajar en lo que te gustaría que fuera, llegando a trasgredirte. Toma las decisiones que necesites para entrar en mayor coherencia, soltando los ciclos de sufrimiento que ya no son necesarios porque abres tu corazón a la aceptación de los ciclos de la vida.


Cuando ya escucharte sea una habilidad en la que has crecido, siente tu energía. Esas vibraciones en tu piel y debajo de ella, que te avisan de peligros pero también de señales que te muestran avances y conexiones que te ayudan a apreciar los aprendizajes en tu proceso de evolución. Siente tu ser y cómo eres cuando te permites SER naturalmente. Poco a poco, podrás comprender que el amor es más que una emoción, es un estado de conciencia que le da sentido a nuestras vida e incluso a la existencia del universo que conformamos.


 
 
 

Comentarios


bottom of page